Diferencias de estructura a reconocer, entre Paranoias y Esquizofrenias

Epígrafe: La paranoia, quiero decir la psicosis, es para Freud absolutamente fundamental[1]


Parto de una tesis: reivindicar como planteo fundante y fundamental de Lacan, el de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y por el lenguaje. De ahí que la equivalencia entre los tres registros se sostenga de la primacía del significante que les da origen. Me refiero al significante definido por Lacan para el psicoanálisis y no al que definió Sauaaure para la lingüística. O sea a: un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante.A partir de dicha tesis, localizo los elementos que diferencian a cada estructura, para tratar de diagnosticarlas antes del desencadenamiento de la patología que generan, y para proyectar la estrategia que busque evitarlo y para trabajar con lo que habla del ser parlante cuando éste ya se ha producido.

La neurosis se soporta en la represión. El discurso del amo antiguo la funda, fundando al Inconsciente. El S1 desprendido del Saber del Otro, lo castra y toma en apariencia (apariencia fecunda), el lugar agente en el discurso que funda al Inconsciente.

S1 S2
$ a

La represión, por lo tanto, es aquella operación por la cual el efecto de sentido de los enunciados, vela al sin sentido de los significantes e inhibe sus posibilidades combinatorias, que podrían aportar otros y diversos efectos de sentido, capaces de escribir otros mensajes diferentes. La letra (como formación del inconsciente, vuelta de lo reprimido) será quien transmita estas diferentes posibilidades latentes, por hacer de litoral entre lo simbólico y lo real.

Apoyándose en Freud, Lacan discernió en la paranoia el mecanismo fundamental: la Forclusión del: En el Nombre del Padre. La forclusión del En el Nombre del Padre, es la falta en el lugar del Otro en cuanto lugar del significante, del significante que ahí, sería el significante del Otro en cuanto lugar de la ley.

Falta al menos un significante fundamental en el lugar del Otro. Leeré a Lacan a la letra, buscando descifrarlo para ir más adelante al porque del giro del 4º nudo y sus consecuencias para la cura. En el Postcriptum de Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, dice: “para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre del Padre, forcluido, es decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre del Padre en ese lugar la qué, por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcanza el nivel en el que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”.

Desgloso la cita.
1) “para que la psicosis se desencadene”. Está aludiendo a una cadena, y a la separación de sus eslabones: por lo tanto, a las cadenas de significantes en que habita aquel al que en ese momento se le desencadena la psicosis. Esto lo queda negado en El sinthôme sino que lo lleva a buscar los “cadenudos” (cadenas de nudos)

2) “Nombre del Padre forcluido”. No se trata de un nombre en sí, sino como representante. Lacan toma su formulación de la fórmula -En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo- que acompaña al per- signarse en los ritos cristianos. En el camino se nos perdió el En, sin embargo creo que es importante recuperarlo porque trasmite mejor la función de representante de la función y de la transmisión transgeneracional. Está referido a lo siguiente: por la vía del En Nombre del Padre, hay una función que es imprescindible que se ejecute en la estructuración del sujeto, para que éste pueda ordenarse neuróticamente en la vida. Esa función es la castración, como referencia al falo imaginario. O sea, lo de Juanito: están los que lo tienen, están los que no lo tienen. Es la función que juega el padre al privar al chico de la madre y a la madre del chico. Por lo tanto pone de manifiesto que ella no lo tiene. Privación que se juega, básicamente, por vía del acto y el ejemplo, no de la “educación” como insistencia explicativa. Los emblemas que caracterizan a ese padre, sea el padre biológico u otra persona que esté jugando esa función, servirán para las identificaciones del “infantil sujeto”. Ocurren, porque el hijo lee en el padre esos emblemas y se identifica o no a ellos. La privación, le abre al hijo el camino para la identificación a rasgos paternos.

El En el Nombre del Padre resulta forcluido, cuando ocurre que la criatura no logra incorporar los rasgos necesarios que le permitan jugar una función paterna en el momento en que sea requerido a eso. Lo que sucede por: cómo no se ha articulado el deseo de hijo por parte de la madre con la función de su padre, y por cómo aparece, mejor o peor, el personaje que le toca ejercerlas.

Cierta vez me tocó atender un brote paranoico, en una paranoia celotípica. Un hombre que venía del barro, había sido botellero. Luego se había transformado en uno de los chatarreros más fuertes de la zona sur, en un hombre adinerado que había sacado a su mujer del fango. Ella abandonó la prostitución para casarse con él. Era una tipa macanuda. Hicieron una buena vida de matrimonio durante veintipico de años. El día que se casa el hijo varón, a ese padre se le desencadenó un delirio paranoico celotípico, inamovible. Fíjense que sucedió en un punto concreto (cuando el chico se fue con otra), no en cualquier punto sino en el que su La mujer creada por él, era descompletada por el hijo. Lo que hizo que pase nuevamente a “ser una cualquiera”, cualquier mujer y no La mujer que él había completado. Con esto quiero decir que puede no tener tanto que ver con edades, o generalidades, como tener un hijo. Puedo relatar muchos casos de gente a las que se le ha desencadenado una psicosis cuando ha nacido el hijo o cuando han estado en trámite de gestar un embarazo y tener dificultades en ese terreno. Pero puede aparecer por cualquier otro punto. La cuestión es en qué punto de la articulación borromeica de ese sujeto, fracasó el En el Nombre del Padre. No digo “falló”, porque en lo fallido hay. Si decimos “fracasó” es que no se pudo constituir, no hay.

Sigo desglosando la cita de Lacan.
3) “forcluido, es decir, sin haber llegado nunca al lugar del Otro”. El lugar del Otro, como el del tesoro de los significantes y el lugar de la Ley. En ese lugar no funciona lo que tiene que representar a la función del padre.

Continúa:
4) “sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto”. El significante significa por oposición y diferencia, pero en el mismo punto donde significa mata a aquello que trata de representar. En el sentido de que aquello pasa a tener representante en el discurso y no necesita estar presente como cosa. Así entiendo oposición simbólica. Entonces, cuando el sujeto tiene que ejercer funciones de padre o funciones que metonímica o metafóricamente tengan que ver con la paternidad, no va a encontrar significantes que le faciliten llevarlas a cabo. De esto podría deducirse que las mujeres no se van a volver locas nunca. Pero el significante del Nombre del Padre también las implica. Porque la cuestión tiene relación con el ejercicio de funciones que caen bajo las implicaciones de la función paterna. El sujeto es convocado a ejercer alguna de esas funciones, y no las puede ejercer de ninguna otra manera que por lo que le viene desde el Inconsciente como los significantes que puedan operar esas funciones. Si esos significantes no están, por el proceso que comentaba antes, el sujeto se encuentra con un agujero. Por eso Lacan especifica: “sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto” o sea en representación de ese sujeto. Es la falta del En Nombre del Padre en ese lugar, la que abre el agujero en el significado –el sujeto -, ya que no puede ser significado para un goce de la paternidad que requiere de ese o esos significantes que no están.

5) “Inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario”. Propone una figura, la cascada, que todos conocemos y un verbo: los “retoques”. Quienes trabajaron con personas en los momentos en que se les va desencadenando un brote, han observado cómo se va retocando eso que no se puede resolver, que aparece como un no saber que no se sabe (parafraseo la frase de Freud retomada por Lacan sobre el Inconsciente1, y digo: un no saber que no se sabe). Lo que empuja a que el delirio vaya siendo retocado. Encontrarán primero un matiz que luego se acentúa, después se agrega otra cosa; en fin, se le va dando forma. Se va produciendo “un desastre creciente de lo imaginario”, ¿en qué sentido? Tomemos en este punto al Imaginario como el sentido común. Más o menos todos creemos que suponemos cosas parecidas sobre lo que son las cuestiones más cotidianas, más habituales de la vida. En determinado momento eso se quiebra, se fractura, porque no se encuentra para darle sentido a ese Imaginario un significante más o menos común y habitual. El afectado se encuentra impelido a sustituirlo por otros significantes que interesan al sujeto hasta en su cuerpo y que al ser extraños al sentido común, aparecen delirantes.

Sigue la cita:
6) “hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”. Donde el sujeto es encontrado por significantes que le dan un cierto saber sobre cómo operar frente a un hecho real de su vida que le estaba exigiendo funcionar paternalmente. Otros significantes en lugar de los que no advienen desde el imaginario común tratan de explicarle como entender y que hacer ante ese hecho real. Al apelar a significantes que salen del sentido común, que salen del imaginario que nos agrupa socialmente[2] comienza a sufrir ese desastre creciente. Eso es la metáfora delirante. ¿Por qué metáfora? Porque representa al saber que le adviene al sujeto, pero delirantemente. El peor momento de constitución de un brote psicótico es justamente cuando no hay significante que responda, es el momento de la angustia catastrófica, del sentimiento de fin del mundo. El sentimiento que Freud describía como efecto del retiro de las cargas de objeto de todo lo que rodea al sujeto (retiro que se produce, porque que no encuentra los significantes adecuados para acceder a las relaciones con esos objetos). Esto que Lacan plantea como los retoques del significante, está referido a cuando se empiezan a cargar otros significantes, otros objetos y se arma un delirio. Lo escribo de esta manera:

S-S-S-NP -fi-S-S = Neurosis
s s s s s s s

S-S-S- SDn MD -S-S-S = Paranoia (psicosis) 3
s s s s s s s s s

En una neurosis, cuando en una cadena significante hubo convocatoria del En el Nombre del Padre en oposición simbólica al sujeto, respondió con un discurso en el que los significantes se iban articulando, y cuando el Nombre del Padre es convocado responde. Lo que le da significación fálica al sujeto = -fi. En cambio, en una Paranoia, el ser parlante estuvo viviendo más o menos como todos en relación a diferentes cuestiones de la vida. Hasta que se presenta una, donde tendría que encontrar el En Nombre del Padre y en su lugar encontró un agujero. El sujeto confrontado al agujero, pasa a ser agujero acosado por significantes que le vuelven desde lo real (alucinaciones, etc.); de ahí la angustia, feroz angustia. Entonces, con otros significantes se construye una metáfora delirante que busca sustituir al En Nombre del Padre que no hay. La metáfora delirante afloja la angustia, facilita vivir (hasta un cierto punto y según cual se haya producido). Por eso los viejos psiquiatras, Freud y Lacan también, hablan de que ése es el momento de curación de la psicosis. El psicótico se cura de lo peor que sufría: no tener respuesta a eso que lo acosaba. Así, sigue la cadena. Cuando se escuchan los delirios paranoicos siempre se encuentra algo que está intentado funcionar como el En Nombre del Padre que no hay. Suele afirmarse que el psicótico no tiene capacidad de metaforizar. No es cierto. Lacan habla de metáfora delirante, porque no es esa la capacidad que ha perdido. Ha perdido la capacidad de producir la Metáfora Paterna. O sea, en particular, una y decisiva.

¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Lo que trabajé hasta ahora es ese punto en el que se desencadena una psicosis. Fenoménicamente, se lo suele observar como retracción narcisística, vivencia de fin de mundo y restitución sobre la base del tejido de un delirio que responde a ese agujero conmovido por las alucinaciones (significantes reales) con los que el psicótico se encuentra. A las alucinaciones, que pueden ser auditivas, verbales, cenestésicas, visuales) responde el delirio interpretativo.

Insisto: ¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Esta pregunta encierra a la vez dos: 1ª) ¿cómo pudo una psicosis no desencadenada, vivir como un símil neurótico? Porque, hay gente que se brota a los cincuenta años, a veces más, a veces menos, hasta ahí ha vivido como un tipo un poco chinche, un poco cabrón, chismoso, querulante, pero un poco más o un poco menos, como todos nosotros. Lacan plantea lo siguiente, refiriéndose a algo que Schreber decía como parte de su delirio sobre: Ser la mujer de dios:1

“Término en el que culmina el proceso por el cual el significante se ha desencadenado en lo real, después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre -es decir, del significante que en el Otro, en cuanto lugar del significante, es el significante del Otro en cuanto lugar de la ley”. Nuevamente, voy a desglosar la cita, pero siguiendo otros efectos de sentido inherentes a la misma.

1) utiliza el significante “culmina”. Al indicar una culminación (un punto de llegada) retrosignifica un principio. Luego utiliza “desencadenado”, en el sentido de “soltado de la cadena”, de ruptura, desarticulación de la cadena de los significantes. /.../“en lo real”, o sea en lo que no es simbólico ni imaginario, en lo que es irrepresentable. El significante cae ahí, y de ahí vuelve. Vuelve desde lo real, como un significante que no logra entrar, diríamos condensando a Freud y Lacan, en el comercio de significantes y como consecuencia no ha logrado representar. No se puede compartir su creencia con una persona que se cree extraterrestre: queda por fuera del sentido común. Hay desastre de lo imaginario.

2) me interesa subrayar esta parte: “después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre”. El N. del P. es el significante que en el tesoro de los significantes es el representante de ese lugar en cuanto lugar de la ley de interdicción del incesto, de la privación del falo, de la castración y la donación de blasones fálicos. En esa definición de Lacan podemos encontrar algo muy interesante para el diagnóstico y el manejo clínico. Hasta el desencadenamiento de una psicosis, el sujeto atraviesa cuatro tiempos: uno primero, de quiebra del significante del Nombre del Padre -en los tiempos del Edipo y de la castración. Uno segundo, de apertura de dicha fractura -en circunstancias que analizaremos después-. Recordemos las cadenitas de uso común. Más de una vez ocurre que tengan un eslabón débil en la cadena, sin embargo anduvieron sin problemas; un día se les cae la cadena, recién ahí descubren que había un eslabón débil. Parecido, ocurre con respecto a la psicosis: había un eslabón débil, hubo un momento en que ese eslabón fue convocado a funcionar, no soportó y se quebró. El tercer tiempo, es el del desencadenamiento en lo real -vivencia psicótica, sentimiento de fin de mundo-. Y el 4º tiempo: tiempo productivo del delirio, que Freud y Bleuler van a llamar curación, porque cura cuando el delirio logra estabilizar. El psicótico enganchado a su delirio, vive. Lacan, en el seminario 3, dice que el psicótico ama a su delirio como a sí mismo. Me animo a decir, que el psicótico ama a su delirio más que a sí mismo. Puede, con tal de que su delirio se sostenga, atentar contra su vida. En cambio, lo horrible es lo otro, el momento donde no hay ese delirio, ese nuevo imaginario personal con el cual responder-se. La sensación que padece, es de que el mundo se le abre bajo los pies. Es el tiempo en que el afectado puede pasarse horas frente al espejo. Sobre todo lo van a ver en las esquizofrenias. (me dirán: “vos dijiste que esquizofrenia y psicosis son dos entidades diferentes”. Sí, pero tienen fenómenos y hasta elementos de estructura en común.) A veces, terminan rompiendo el espejo. En el caso de esas chicas que mataron al padre[3] porque suponían que tenía el demonio en el cuerpo, el episodio empieza cuando él rompe el espejo. Él, ve en lugar de su imagen, al demonio en el espejo. O intempestivamente, ante los ojos de los demás, ven a un afectado saltar al vacío desde lo alto de un edificio. Hace unos años, un músico de la sinfónica municipal fue al ensayo, que era en un piso alto del Cervantes (los compañeros sabían que sufría una esquizofrenia, pero el seguía cumpliendo bien con sus funciones de músico), firmó el libro de entradas, dio media vuelta y se tiró.

Entonces, cuarto tiempo: la estabilización por vía de los retoques del significante que a la vez que estropean el sentido común, la relación con el imaginario colectivo, generan una metáfora delirante de la cual sostenerse en lugar de la metáfora paterna que no puede producirse.

2ª pregunta: ¿Por qué se produce el desencadenamiento? La pregunta es clave para decidir cómo trabajamos nosotros; para discriminar si estamos ante una psicosis no desencadenada, o ante una neurosis narcisista de transferencia al signo. Estas cuestiones son muy importantes durante el periodo de entrevistas iniciales, en las que uno trata de ubicarse sobre qué está escuchando para ver cómo trabajar con esa persona. Lacan plantea: “¿Pero cómo puede el N del P ser llamado por el sujeto al único lugar donde ha podido advenirle y dónde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real, no en absoluto necesariamente por el padre del sujeto, por Un padre”. Y agrega: “Aún así es preciso que ese Un padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo antes. Basta para ello que ese Un padre se sitúe en posición tercera en alguna relación que tenga por base la pareja imaginaria a-a’-o sea la pareja imaginaria-, es decir yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de agresión erotizada que induce.

Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura dramática. Ya se presente para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo, para la penitente que confiesa su falta en la persona de su confesor”. Imaginen esto: la religiosa está confesándose y se encuentra con una relación entre la realidad de que pecó, con el ideal del No Pecarás. En medio está Un padre escuchando la confesión. Sigue la cita: “para la muchacha enamorada en el encuentro del ‘padre del muchacho’, se la encontrará siempre, y se la encontrará más fácilmente si se guía por las ‘situaciones’ en el sentido novelesco de este término”.[4] Escuchen ese consejo que es muy importante. Un muchacho esquizofrénico que analicé tenía muchos problemas con la mujer porque se levantaba tarde. En un momento dado, buscando cómo resolver ese intríngulis que lo estaba empujando a brotarse otra vez, le digo que venga con la mujer. Le noto una mirada paranoica, y además que se iba hundiendo en el sillón. “-Eh, ¿qué le pasa?”, le pregunto. Dice: - “se me cruzó una idea, usted se la quiere levantar a mi mujer”. “-No, está bien, no la traiga”, le digo. Estaba él (su yo) la mujer (objeto = i(a’) y yo entraba en posición tercera, como el Un padre, inductora de un circuito de agresión erotizada.

Analicemos la cita de Lacan. En primer lugar, llama la atención una ambigüedad: “Pero cómo puede el N. del P. ser llamado por el sujeto (es el sujeto el que lo llama) al único lugar donde ha podido advenirle y donde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real...”. Ahí el N del P está siendo llamado por un padre real, en la otra frase dijo que era llamado por el sujeto. En la frase inmediata, dice que está siendo llamado por Un padre real. Hay un conflicto en la enunciación de ese enunciado.

En Schreber, el llamado viene del Otro -que aparece como absoluto- según el propio Lacan aclara en el seminario 3, pero también de la intención del yo que busca, acepta, asume el cargo. ¿Recuerdan a Schreber? Pasó su vida como pudo, un día se presentó a una elección para ser presidente del senado, que era un órgano judicial -no una cámara parlamentaria-. Cuando fue electo, comenzó a desarrollársele un proceso que llevó al desencadenamiento de su psicosis. El convocó al En Nombre del Padre a ese lugar, pero también es cierto que quedó en una relación imaginaria los que sancionan su asunción a ese lugar, los que le deben haber funcionado como el Un padre real.

¿Cómo se presentan estas personas? Frágiles (defensivos u ofensivos). Con dificultades explícitas o implícitas para entrar en vínculo social, en discurso. ¿Qué quiero decir con que pueden aparecer cómo defensivos u ofensivos? Por ejemplo quienes se autodefinen cómo “tímidos”. Muchas veces aparecen introvertidos, pero otras, ofensivos, soberbios, como que se llevan el mundo por delante. Son reacciones que soportan la fragilidad subjetiva que los anima.

Esquizofrenias no desencadenadas.

Mi elaboración está muy apoyada en Freud en primer lugar, luego en Bateson, Bleger y Lacan. Es una tesis. Sostengo que en la esquizofrenia la forclusión es del significante que representa al sujeto y como consecuencia la estructura del significante en el sentido psicoanalítico del término. Seguramente se captará que es distinto decir forclusión de la estructura del significante a forclusión del significante del En nombre del Padre. Por supuesto, que si hay forclusión de la estructura del significante, también la hay de ese significante fundamental. Lacan, en varios lugares, cuando habla de la esquizofrenia, dice: para el esquizofrénico todo lo simbólico es real, como se puede observar lo simbólico es devorado por lo real. Esto no significa, no disposición de la palabra. En general, los esquizofrénicos hablan. El lenguaje ha sido adquirido, pero el viviente no logra encontrar su representante en él y como consecuencia al Otro como lugar del significante que lo representó. Freud dice en en la Metapsicología en “Discernimiento de lo inconsciente”: “Si en la esquizofrenia esta huida consiste en el recogimiento de la investidura pulsional de los lugares que representan a la representación objeto inconsciente, cabe extrañarse que la parte de esa misma representación-objeto que pertenece al sistema Prcc –las representaciones palabras que le corresponden- esté destinada a experimentar más bien una investidura más intensa”. Recordemos la estructura representacional que proponía Freud: representación palabra, representación-objeto, representación cosa. La representación-objeto inconsciente es lo que en la discriminación antedicha va a nombrar como representación cosa. La representación objeto prc. Cc. es la articulación entre la representación-palabra y la representación-cosa. La representación-cosa sería la imagen (que también puede ser auditiva); es la representación pura que sólo puede adquirir existencia por su articulación a la palabra. La representación-palabra sería la representación-palabra pura, sin articular al objeto. La representación-objeto es la articulación de ambas y es la que va a colocar Freud en el Consciente/Preconsciente, mientras que la representación-cosa queda en el inconsciente.

“Esperaríamos que la representación-palabra, en cuanto es la porción[5] preconsciente, resistiese el primer asalto de la represión y se volviese por completo no investible después que la represión avanzó hasta las representaciones inconscientes cosa. Sin duda es esta una dificultad para la comprensión. Aquí viene en nuestra ayuda la reflexión de que la investidura de la representación palabra no es parte del acto de la represión, sino que constituye el primero de los intentos de restablecimiento o de curación que tan llamativamente presiden el cuadro clínico de la esquizofrenia”. O sea la palabra en esta función no reprime, tampoco devela, busca restablecer la ligazón con la representación inconsciente cosa. Recuerden lo que decíamos con respecto a la paranoia. Cuando Freud habla de curación, se están refiriendo al delirio. “Estos empeños pretenden reconquistar el objeto perdido (recuerdan que había dicho que se había desinvestido el objeto: SR), y muy bien puede suceder que con este propósito emprendan el camino hacia el objeto pasando por su componente de palabra, debiendo no obstante conformarse con palabras en lugar de las cosas... tratan cosas concretas como si fueran abstractas”. Fíjense que es muy parecido a lo que decía Lacan de que para el esquizofrénico todo lo real es simbólico. Freud plantea que tratan cosas concretas como si fueran abstractas. No pueden salir de un uso de la palabra que no tiene consecuencias socializables sobre el tratamiento del objeto.

Les leeré un escrito de un joven en un momento en que recurre a uno de esos intentos:
El diálogo es la sustancia de los lenguajes, es palabra, tonos. Los tonos de las silabas de las palabras son separados por silencios. Las palabras están formadas por sílabas que a su vez están compuestas por vocales y consonantes o al revés, lo recordás al pronunciarla, una letra.
El dialogo pertenece al lenguaje y hay tantos lenguajes como lenguas y/o idiomas. El porteño es un idioma, el ingles un lenguaje. Lenguajes que son ritmos. Armonía del dialogo no es desarmonía, no es desafinar la conversación. Las pausas que son silencios, la tartamudez que parece ser silencios del pensamiento. Pensamientos que nunca sabrán los demás si no lo decimos en palabras. Te dirán como sos pero no que pensás, pensamiento que son palabras, que son sílabas sonoras o no, separadas por silencios, formaciones de tonos unidos por silencios. Que es la luz de las palabras sino un conjunto de energía que ilumina a las mismas palabras. Los colores los vemos porque nuestro código genético contiene información en forma de palabras. Palabras que denominan al mundo, palabras insonoras para un sordo. Los mudos se comunican con gestos que son palabras. Nombramos con palabras a la luz, las personas, los objetos y todo lo que habita el mundo. Incluso inventamos palabras para hablar de los estados de animo. Todo y cada cosa es un conjunto de letras, formaciones de palabras. La paranoia, depresión, esquizofrenia, neurosis normal. La química nos comunica, nos permite expresarnos, gesticular, etc, esto también son palabras”.

Este mismo joven, en un momento en que un error en la práctica de su estudio lo reenvió al desencadenamiento, escribió lo siguiente: Cerebro... El cerebro es la puerta que codifica las realidades que vivimos dentro del medio ambiente, la sociedad, etc, cada día.
Esta persona leía 200 en el fotómetro de mano, 100 en el fotómetro de la cámara. Las fotos estarían mal.

El compartimiento“experiencia” de su cerebro daba la explicación que había habido error en la exposición de la película. Los dos fotómetros debían haber estado iguales explicaba “experiencia”. “Causal”, por otra parte, como al oído, explicaba lo obvio: expuso para 200 y la cámara de fotos estaba en 100. "Comparaciones” hacia lo suyo con los números y reafirmaba que había habido error mientras se reía. El “ánimo” de esta persona fue apalabrado por “emocional”y “decidido” lo llevó, como de la mano, a la laguna “depresión”. “Bohemio” exclamó: ¡Hay que salir de esta!”

Mientras ánimo se hundía en la laguna, “decidido 2” se activó para retirarlo de ahí, envió cantidades de dopaminas y endorfinas. Evitó que se ahogue. Ánimo lo logró, lo salvó “decidido 2” cuando lo dejó en la costa “recuperación”. Luego“recuperación” llevó a ánimo a su verdadero lugar, la costa alegría. El tipo imaginó como tonto durante muchos minutos algo que no se logró explicar, algo así como una cara de alguien apersonada en su propia cara, una cara conocida por él, una cara que le gustaba, realidad imaginaria.
Se siente necesitado a figurar una imaginería delirante en lugar del S1 que en esa ocasión no lo pudo representar.

Lo que planteo, es que hay una diferencia estructural entre forclusión de un significante fundamental, el En el Nombre del Padre (lo que corresponde a la psicosis), y forclusión del S1 y como consecuencia la estructura del significante inconsciente como representante del sujeto en la relación con el Otro y con el objeto. Entonces se le torna inasequible la realidad que sustenta a ese objeto y a él como sujeto. O sea, esta forclusión, incluye mucho más, es más abarcativa, que la función fundamental del N del P. Se trata de lo siguiente: los significantes lingüísticos no funcionan estrictamente como significantes (en el sentido psicoanalítico del término) para representar al sujeto y al (O)otro. Ergo, no se disponen de las combinaciones necesarias para excavar el lugar del Otro, en alienación y separación de él; en consecuencia tampoco para representar y excavar el lugar del sujeto cuando tiene que funcionar como agente. Lo que falta, por lo tanto, no es solamente el ordenador principal, sino lo que le permita encontrar un lugar al sujeto en el cual se pueda instalar su representante y para ordenar sus relaciones de objeto en general, y lo imaginario (yo/moi-otro) del cuerpo propio en dichas relaciones. Ello dificulta, más que en las paranoias que trabajar re-anude, aún cuando sea deseado. No hay un punto de calce a sinthômatizar como en la paranoia. Hay archipiélago de islotes de yo, o como decía Bion “splitting” o sea, un yo cuarteado, resquebrajado. Hay que ir trabajando con cada islote. Pero para trabajar, si el viviente no ha rodado demasiado rápidamente a la demencia, disponemos de su capital de signos en el sentido saussuriano = s
S

Les falta la estructura significante que funcione como articulador libidinal entre el sujeto y el (O)otro, no sólo en el terreno de las funciones paternas, sino más en general en el terreno de las relaciones de objeto. Por eso van a encontrar más de un brote esquizofrénico que suele empezar en la carpa de un camping, o en otras actividades de jóvenes y/o adolescentes. Por ejemplo, en relación al primer intento de relación sexual, la cuestión se les plantea en la relación de objeto y no sólo con la función del En el Nombre del Padre.

Etiología
Bateson = doble mensaje y doble vínculo. Son mensajes irresolubles en sus enunciados. Sé libre. Yo miento. Etc. No las boludeces del periodismo sobre los políticos. Tampoco la resolución de Lacan en los 4 conceptos.
Bleger: ambigüedad = se confunde el receptor, el emisor cree que lo que dice es claro, para el receptor es confuso. Furtividad, futilidad, absolutos. Lo que rompen es la posibilidad de la duda (castración en el Otro). Duda no es lo mismo que confusión.
Lacan: seminario de las relaciones de objeto = 1º simbólica y objetos reales. 2º Real y objetos simbólicos.
Luego fort da y juego del espejo en el nieto de Freud y la lectura de Lacan.

En los esquizofrénicos es muy importante la función de las identificaciones imaginarias. Recordemos lo que nos enseñó Helene Deutsch sobre las personalidades como sí y su armado por mimesis con respecto a aquellos otros que van pasando como pares (otros) importantes para ellos. Debido al lugar que toman los semejantes como fuentes de dicha identificación también es importante revincularlos grupalmente. El primer grupo que debemos lograr que formen, es una “corporación” con el analista. Al mismo tiempo, no podemos ser ingenuos, sabemos que en la identificación imaginaria también se tensa la agresividad y la amenaza de fragmentación. En consecuencia, que estaremos ante una fuente de complicaciones. Aún así, es uno de los caminos más importantes en la cura. Más adelante voy a escribir la diferencia entre Neurosis y Paranoia; por ahora escribo lo que queda en lugar de la cadena significante en las esquizofrenias, cómo supongo que ocurre.

Esquizofrenia = p-p-p-.....-p-...-neologismos-.... acciones sobre el cuerpo
RC RC RC acciones sobre el cuerpo RP

Fíjense que no pongo el símbolo de significante, pongo la RP de representación palabra y luego representación-cosa. Parto de la idea de que vivieron como símil neurótico, articulando palabra y representación-cosa. O sea, significantes desde el punto de vista de la lingüística estructural, pero no tales desde lo que deben ser para el funcionamiento del Inconsciente, en tanto no logran implicar al sujeto en su relación con los otros. ¿Cómo adquirieron la palabra? Sólo por vía de la identificación. Es un modo diferente a la del sujeto común. Este no lo hace sólo por identificación. Inmediatamente empieza a operar la relación del sujeto (en movimiento de erogeinización y sexuación) con las palabras, con el juego de palabras y con los efectos de eso sobre los agujeros del cuerpo, la piel y el alma. Lo que se lee muy bien los domingos en Clarín, en las cosas que dicen los chicos en su movimiento de adquisición del lenguaje[6].

En los casos pre desencadenamiento de la esquizofrenia, puede llegar un momento en el que ante la convocatoria del significante que represente al En el Nombre del Padre y/o al objeto, se les presente el agujero. No tienen cómo responder. Inmediatamente van a otra palabra que como signo suele responder a otra representación-cosa, otra vez a un giro idiomático con igual función, o aparece un neologismo articulado a otro neologismo, o aparece la nada y ejecutan acciones reales sobre el cuerpo que pasa a funcionar como significante real. Fenoménicamente, lo que se va a encontrar en el momento de constitución de las esquizofrenias y en sus primeros intentos de cura (en el sentido freudiano), son micro-respuestas delirantes a lo que se le presenta como real inmediato para la conexión de ese sujeto sin representante con un objeto inaprensible. Los neuróticos nos creemos que lo podemos aprehender, los esquizofrénicos no encuentran como constituir esa creencia. No podremos reconocer en ellos un delirio como el que se va armando en el paranoico que es, como dicen los psiquiatras, organizado, monosistemático, razonante, lógico. Se verá que estos micro delirios se arman y se desarman, aparecen y caen, y pueden ir acompañados por momentos de mutismo. Recuerdo un paciente que cuando sabía que iba a venir la madre a visitarlo se las ingeniaba, a pesar de que estaba en una clínica con todos los cuidados, para conseguir algún elemento cortante y cortarse los párpados y hasta los ojos. Después lográbamos averiguar que su problema residía en “que no estaba bien mirar a la madre”. En la causa de la esquizofrenia no está solamente el fracaso del En el N. del P. Está también la predominancia en el Otro primordial, de la renegación, con sus efectos de ambigüedad, de doble vínculo y de imprevisibilidad, que dificultan enormemente la constitución del significante que represente al sujeto para Otro significante y como consecuencia al lugar del (O)otro y del objeto como causa de deseo (caído como resto de lo que los significantes no logran significar) y con sus lugares de goce indicados por el significante. Este tipo de reacciones delirantes no se ven ahora tan frecuentemente, debido a la intervención de psicoterapeutas y de psicofármacos. Y cuando se trata de un buen psicoanalista, mejor.

En cuanto a la presentación: arrastran cierto deterioro, que puede quedar velado por que se destaquen en alguna producción, en la que tienen concentrada su libido. Suele aparecer una mimesis con la madre. Me impresionó mucho encontrar más de un esquizofrénico que nunca me hablaba de la madre. Después, cuando conocí a la madre, me di cuenta que la madre hablaba en él. Así como las hijas del hombre asesinado decían que el demonio estaba en su cuerpo, en más de un esquizofrénico se van a dar cuenta de que lo que dice, es estrictamente lo que dice la madre sobre el padre, los tíos, la familia, la vida. Ahí se encuentran con los enunciados sin metonimia, sin punto de basta. Predomina la arborización, el lenguaje representacional (no significante, sí de significados). No novelizan. Por lo cual el entrevistador suele aburrirse. Los neuróticos, cuando contamos nuestros males los novelamos. Somos siempre protagonistas de epopeyas, tragedias, dramas o comedias novelescas. En cambio, en las esquizofrenias (especialmente en las simples) se encuentra un relato donde la puntuación no le da fuerza ficcional al relato.

Finalmente. Entre los kleinianos, y algunos antipsiquiatras como Ronald Laing, se sostenía la teoría de que había que favorecer el desencadenamiento para lograr la regresión a los núcleos psicóticos más primitivos, y desde ahí reconstruir la personalidad. Llegaron a las regresiones más tempranas, a la reconstrucción de la personalidad nunca. La primera vez que Lacan hace su planteo es conmocionante porque dice: sabemos qué pasa cuando analizamos prepsicóticos, cuando analizamos prepsicóticos producimos psicóticos. Fíjense que lo dice en primera persona del plural. O sea, se está refiriendo a experiencias propias y no solo de otros. Es algo que a él, le viene de la práctica. Produjo (por lo menos en mí, supongo que en otros también) un cierto efecto inhibitorio en el siguiente sentido, si me encontraba con una psicosis no desencadenada o desencadenada, me cuidaba de no meterme para nada cuando aparecían cuestiones entre las parejas yo-objeto, o realidad-ideal. El tiempo me fue obligando a intentar caminos, y me empecé a dar cuenta más precisamente a que se refería Lacan. No se trata simplemente de no meterse en esas parejas, sino de no meterse como Un padre. La interpretación psicoanalítica puede funcionar no como Un padre. Depende de cómo se la estructure y de qué se toque con ella, adonde esté dirigida y de qué manera. No debe presentarse como de arbitraje o como una corrección de la realidad o de ideales (entre estos, los delirios). Es muy común oír decir a supervisores, que en las psicosis no hay que interpretar. La interpretación bien utilizada puede facilitar que la cura del psicótico atraviese no sólo los caminos del delirio. Lo que resulta mucho mejor. Intervenir como un padre, es intervenir como privador. Dicho en términos sencillos: “ni para vos, ni para vos, la perlota queda acá y la pasarán a buscar mañana; ahora que están peleando, no”. Eso es un padre. Cuando no hay significante del En Nombre del Padre, eso aparece como un padre real, o sea como un padre no representable; por lo tanto, induce a la agresión erotizada.




[1] Apertura de la Sección Clínica de Vincennes el 5 de enero de 1977. Publicado por Cuadernos de Psicoanálisis nº 1 de la Escuela Freudiana Argentina
1 Dicha frase es: un saber que no se sabe
[2] ¿Podríamos decir que el delirio es lo otro, lo contrario, la imposibilidad de la sublimación?
3 SDn = (significantes delirantes a la n potencia). MD= metáfora delirante
1 Lacan J. : Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis.
1Las hermanas .....
[4] Lacan. Ídem. Pág.
[5] El subrayado es mío
[6] Revista Viva, sección: palabras mayores